sábado, 4 de junio de 2016

Warcraft: El Origen

Warcraft: El Origen



Hoy ataco de nuevo con un tema delicado; otra adaptación. Ahora le toca el turno a “Warcraft: El Origen” que se estrenó en nuestro país el día 03 de junio y no tardará en hacerlo en su tierra natal, Estados Unidos.
Blizzard trae por fin a Azeroth a nuestras pantallas, después de más de diez años desde que se anunciase la intención de hacerlo. Y hay que tener respeto por esto. Blizzard es una de las principales compañías de videojuegos y, en cierto modo, el nuevo rey Midas. Todo lo que toca se convierte en oro, sino en platino… De sobra conocemos el tremendo éxito que World Of Warcraft supuso para la entidad responsable a su vez de franquicias como Diablo o Starcraft. En los últimos años, además de la última entrega de Diablo, también nos ha deleitado con nuevas franquicias, no menos exitosas, como Overwatch o Hearthstone. Pero todos estos triunfos no llegan por casualidad, sino porque Blizzard pone mucha atención y dedicación a lo que hace, y sobretodo mucho cuidado y respeto por sus usuarios.
Dicho esto, veamos qué es lo que ocurre con el largometraje.

Voy a centrar este post, no para hablar de la película en sí, que es maravillosa, sino de las críticas que ha recibido.
La crítica, de forma casi unánime, ha masacrado el resultado de la aventura cinematográfica de Blizzard. Vergonzosas; eso es lo que me parecen las críticas que he leído. Da la sensación de que han mandado al abuelo a por el nuevo iPhone 6. Un tal Nado Salvá, de El Periodico, afirma que el director se toma demasiado en serio el universo de Warcraft sin darse cuenta de lo ridículo que resulta. Si este es el nivel de las críticas, mejor dejar de leer. Otras valoraciones le otorgan calificativos del nivel versión supervitaminada de “El Señor de los Anillos” y que no tiene ni la grandeza ni la profundidad de éste.
Destacable resulta el hecho de que mientras la crítica hunde la valoración del filme, los aficionados abandonan las salas del cine completamente satisfechos.

De acuerdo, vayamos por partes. Se trata de una película dirigida a seguidores y entendidos del universo Warcraft, no para el espectador medio, que podría disfrutarla, pero sin enterarse de la misa la mitad, que es exactamente lo que les ha pasado a todos estos críticos sin criterio. Es como juzgar un libro de ciencia siendo de letras y sin tener conocimientos ni de lo que es la tabla periódica. Puedes leer el libro, pero desde luego no lo vas a entender, lo que no quiere decir que el libro sea malo, sino que tú no tienes el conocimiento necesario para disfrutarlo. Un simple estudiante de primero de, pongamos por ejemplo Química, sí que lo haría.
Este puede ser, tal vez, el mayor defecto del filme. Está repleto de fanservice y es una adaptación –aunque cueste creerlo- cien por cien fiel al Lore. Lo que implica que no la han adaptado para la decadente industria de Hollywood. No ha sufrido los cortes, modificaciones y degradaciones de “El Señor de los Anillos” o “Juego de Tronos”, que pese a ser renombradas adaptaciones para la gran pantalla o la televisión, a los fans le disgustaron muchos de los cambios, algunos necesarios, otros innecesarios, que sufrieron.
Pero, ¿puede ser esto algo negativo? Es posible, pero no a nivel de crítica. El punto negativo que implica es que el espectador medio no entenderá la mayoría de referencias ni los aspectos implícitos de la historia. Y es que se trata de un arma de doble filo, porque si se adapta la historia para que todo el mundo pueda enterarse de todo, se eliminan y modifican partes de la trama, y pierde fidelidad. Si no se modifica nada, no está dirigida a gran parte del público y la crítica se cree con derecho a juzgar algo de lo que no tiene ni pajolera idea, haciendo creer al usuario informado que se orienta por las valoraciones y la nota media de una película antes de decidirse a ir a verla en el cine, que es otra película chapucera sobre un videojuego –sector que ya ha sufrido demasiado por parte de la industria del cine.



Algunas críticas tachan de ridículo el universo de Warcraft. Incluso realizan la comparativa entre “Warcraft” y “El Señor de los Anillos” (en adelante ESDLA).
El universo de Warcraft es complejo y completo. Tras muchos años de desarrollo y muchas plataformas donde plasmarlo, la historia ha avanzado considerablemente. Recordemos que está historia se ha podido seguir a través de libros, comics o videojuegos como “World Of Warcraft” o “Warcraft” entre otros. Es un universo de fantasía épica medieval destinada a un público juvenil. No tiene la seriedad y madurez del universo de sagas como “Canción de Hielo y Fuego” o “Crónicas del Asesino de Reyes”, pero lo compensa con factores igualmente importantes como el ingenio, el sentido del humor o una libertad de creación más amplia.
Tratar de valorar el universo de Warcraft en su conjunto es demasiado ambicioso, sobre todo para quien no tenga profundos conocimientos del mismo. Comparar Azeroth con la Tierra Media en términos generales es vulgar. El mundo de Tolkien también tuvo en sus orígenes la finalidad de un público juvenil, pero su relevancia se debe a que fue pionero y una revelación de la fantasía épica medieval. Puestos a comparar, la complejidad o profundidad del universo de Tolkien es muy inferior a la de Warcraft.
Una de las frases que mejor pueden representar la impresión general de la adaptación de este universo es la que la define como una versión supervitaminada de  “El Señor de los Anillos”. Esto es una opinión mezquina. Surge la comparación con ESDLA porque es el único referente del género medianamente aceptable, pero ni que decir tiene que ambas sagas tienen muy poco en común. Warcraft es un universo –sé que estoy repitiendo en exceso la palabra “universo” pero creo que es la mejor forma de englobar la totalidad de Azeroth- de magia poderosa y criaturas increíbles. En primer lugar, al comparar los orcos de ESDLA con los de Warcraft, hay una diferencia significativa. Mientras que en ESDLA los orcos son una raza débil, aparentemente emparejada con los trasgos, con la excepción de algunos líderes como Lurtz, Azog o Bolgo, en Warcraft se trata de una raza que acostumbra a liderar la Horda y que van a hacer frente a los humanos. Además, los orcos de Warcraft miden en torno a los dos metros diez y los dos metros y medio, por lo que resultan enemigos físicamente poderosos, mientras que el orco medio de ESDLA muere en masa a consecuencia de un arañazo.
En segundo lugar, mientras que la magia de ESDLA es más discreta, en Warcraft es desmedida. Hay que tener en cuenta que en el segundo la prioridad son los videojuegos y por tanto debe resultar visible para el usuario. Personalmente soy partidario de que en la literatura la magia se muestre más discreta, elegante y compleja, acercándose casi a la ciencia, pero en los juegos esto no tendría sentido.


En definitiva en lo referente a la crítica, es mejor no tenerla en cuenta, olvidarse de que alguna vez ha existido. Si eres aficionado a Warcraft tienes los elementos necesarios para forjar una opinión propia sin estar condicionado. Si no eres aficionado, esta película no está destinada a ti. Si lo que buscas son efectos especiales y acción, “Warcraft: El Origen” es una magnífica opción. Pero la historia resultará simplemente correcta, ya que se te escaparán muchos elementos.

viernes, 3 de junio de 2016

Los Magos (The Magicians)

Los Magos (The Magicians)



Se trata de la obra fantástica de Lev Grossman. Una trilogía centrada en la magia, compuesta por el primer libro de nombre homónimo, el segundo “El Bosque Mágico” y el tercero y último “La Tierra del Mago”. La saga está protagonizada por Quentin Coldwater y sus compañeros magos, de lo cual no creo necesario escribir una sinopsis, porque en internet ya hay muchas.



Los libros son increíbles. Una de las mejores sagas fantásticas que he tenido la suerte de encontrar. Es una historia trepidante e inspirada. Si tuviera que destacar alguna de sus cualidades, me decidiría por la cantidad de cosas que ocurren durante cada uno de los libros, dejando que la historia avance con rápida y resuelta, lo que dota a la narrativa de un ritmo ágil, que no apresurado ni atropellado, que consigue mantener al lector en vilo, sin permitirle aburrirse.
Además, el tratamiento que se hace de la magia, un tema que considero fundamental en la literatura fantástica actual, más seria y madura, es rico, complejo y elegante.

Sin embargo, este post no tiene por objeto criticar ni valorar los libros. Lo que voy a poner a caer de un burro, y esto es un claro aviso para navegantes, es a la serie “The Magicians”.

Se trata de una adaptación ridícula. Una caricatura, sino un chiste, de la obra de Grossman. Comenzaré aclarando, que para aquellos que no hayan primero leído los libros o que sus expectativas sean bajas, la serie puede tener un pase. Para aquellos que tengan un conocimiento anterior de la historia, la serie resultará decepcionante.

Como en cualquier pésima adaptación que se precie, se opta por destrozar la trama original, rasgando y arrancando todas la páginas posibles hasta que no las reconozca ni el autor. No solo se inventan arcos absurdos, sino que además se cambia el orden y el tiempo de lo acaecido. Los productores casi deberían de haberse sentido en la obligación moral de anunciar que cualquier parecido con la historia original es pura coincidencia o por justificar el pago por los derechos de autor. Todo lector sabe que ninguna adaptación va a ser fiel al cien por cien, hay que hacer cambios por muchos motivos, pero nada justifica estragos como los aquí sufridos. Y es que sería altamente inusual que un guionista del tres al cuarto mejorase con sus ocurrencias la historia, y muchos menos si es para el formato de televisión.

Lo peor de todo, lo que peor mal sabor de boca me dejó, es pensar que los medios de los que ha dispuesto la serie, el tipo de tratamiento que ha recibido, es bastante aceptable. El reparto es en general acertado (exceptuando algunas objeciones, que en comparación con el nivel del resto de la serie, pueden considerarse menores. Y no nos olvidemos del hecho de que la personalidad de los personajes también cambia significativamente), la producción es decente y el presupuesto, a juzgar por el nivel de los escenarios y efectos especiales, no es pequeño. Y aunque no tengo conocimientos para juzgar elementos esenciales como la fotografía, el montaje o el sonido, no puedo dejar de pensar que de haber seguido las directrices argumentales y la trama del libro, hubiera podido hacerse una serie excelente.




En definitiva, esta serie no va a recibir una recomendación por mi parte, y mucho menos el “sello homologado de aprobación Sierpe”. Si no has leído los libros, es una serie que se puede seguir, sin esperar nada especial de ella. Si por el contrario, sí que has disfrutado de la trilogía, aléjate de este engendro demoníaco. Y si estás leyendo los libros, pero aún no has terminado la trilogía, para ti en especial, querido lector, ésta serie es el hijo predilecto de Satán. Ni se te ocurra acercarte a menos de 50 metros de cualquier aparato o terminal en el que se esté emitiendo. Ya que como he avisado anteriormente, en la primerísima temporada, adelantan cosas que ocurren en el último libro para que ocurran incluso antes que cosas que tienen lugar al principio del primero…