domingo, 18 de octubre de 2015

El Amor de tu Vida No es para Ti

No existe nuestra media naranja, no es más que una manera idílica de convencernos de que no hemos nacido para acabar solos. Hay alguien que es perfecto para nosotros y que además estamos predestinados a encontrarnos. Parece poco realista.
En España hay unos 47 millones de personas, de los cuales cerca de un 8’5% se encuentra comprendido en la franja de edad admisible para una posible pareja. Lo que quiere decir que hay casi 4 millones de personas con las que podríamos salir en nuestro país. Incluso reduciendo los parámetros de la búsqueda a nuestra ciudad –pongamos una ciudad media, de alrededor de un millón de habitantes-, hay unas 85.000. De esta cantidad habrá que reducir el porcentaje a las personas con los requisitos y características deseadas, es decir, aquellos con los que seamos capaces de llevarnos bien, los que tengamos gustos, aficiones e inquietudes en común, los que nos atraigan físicamente, aquellos cuya personalidad nos seduzca, etc. Dicho porcentaje dependerá del grado de exigencia y complejidad de cada persona. Para los más exigentes, estaremos en una franja aproximada del 1 al 5%, o incluso hasta el 10%, para los más conformistas, podríamos llegar a ampliarla hasta el 30 o el 50%. Traduciendo esto a una cifra, y tomando como referencia a una persona exigente, la cantidad de personas compatibles en su misma ciudad podría rondar entre las 850 y las 4.250, lo cual, a mi parecer, sigue siendo una cantidad nada desdeñable, de las cuales podemos salir de media con entre 10 a 30 de ellas. De unos 4 millones de candidatos, hemos reducido el número a unos 4.250 posibles, razón por la cual cada vez me resulta más fantasiosa la idea de que solo una está predestinada para nosotros. Pero no es tan solo esto, ahora hay que tener en consideración que de todos los candidatos que superan nuestras exigencias, tan solo algunos nos aceptarían a nosotros –y aquí ya hay que medir cuáles son nuestras cualidades y que podemos ofrecer-.

Pero bien, dejando a un lado los datos estadísticos y las invenciones románticas sobre el príncipe azul y nuestra media naranja, nos centraremos en la idea del amor de nuestras vidas. Cuando hablo del amor de nuestra vida, me refiero a esa persona con la que nos sentimos identificados, que nos llena completamente y que sabemos que aunque se marche, jamás volveremos a  sentir lo mismo por nadie. Puede que algo parecido o algo igual de fuerte, pero distinto, jamás lo mismo. Cuando salga de nuestras vidas se llevará una parte de nosotros, una porción importante de nuestra capacidad y forma de amar.


Lo peor de encontrar a esta persona y que no nos corresponda o lo haga solo parcialmente, es que sabemos que aunque ahora esté a nuestro lado, nuestro idilio tiene un final anunciado. En este punto, tenemos dos opciones: terminar prematuramente con una relación sin futuro, no invertir más tiempo en ella y entregarnos al máximo durante el tiempo que nos quede, y disfrutar de exprimir el limón hasta sacarle todo el jugo que nos pueda ofrecer. Mucha gente se decantará por la primera opción, considerando que su tiempo es demasiado importante como para malgastarlo en alguien que no lo merece, y sentirá que todo ese tiempo podrían estar invirtiéndolo en buscar una opción más segura. Yo, por el contrario, prefiero exprimir el limón. Considero que si he encontrado a una persona digna de hacerme desear aguantarla hasta el fin de mi existencia, quiero llenar mi vida de recuerdos y experiencias inolvidables durante el tiempo que nos quede. Pero, ¿es cobarde esta actitud? Se podría pensar que permanecemos atesorando vivencias junto a esta persona por miedo a no encontrar a nadie igual, pero es que, como ya he dicho, realmente no vamos a encontrar a nadie igual, sino es que en el fondo sabemos que no es el amor de nuestras vidas, y aquí hablo de cuando sí que lo es.
El mayor problema que tiene el amor de nuestras vidas es que no es para nosotros. Con esto quiero decir que la persona que nos satisface completamente y con la que nos gustaría pasar el resto de nuestra vida -por un deseo pasional y no tras una reflexión meditada tendente al conformismo-, muchas veces no sentirá lo mismo por nosotros. Puede que le caigamos bien, que se sienta atraída, puede incluso que nos ame, pero es sumamente difícil que sienta realmente que de todas las personas que conoce y con las que ha estado o estará, nosotros somos también el amor de su vida. Y digo esto desde el supuesto de un sentimiento real, y no uno de esos “para siempre” que duran dos semanas. Y aunque el sentimiento en algún momento haya sido sincero, es algo variable que puede cambiar o desaparecer.
Lo habitual en una relación es que las partes no estén en igualdad de condiciones, una de las partes siempre está más implicada, ama y se entrega a la relación con más fuerza, mientras que la otra es consciente de su posición de control y de que recibe más de lo que da.
Sin embargo, muchas parejas funcionan y duran hasta que la muerte los separa. Muchas de ellas habrán sido el amor de su vida mutuamente, tampoco estoy diciendo que encontrar a alguien con quien quieras pasar el resto de tu vida y que te corresponda sea imposible. Mientras, el resto de parejas simplemente funcionan, es decir, permanecen juntos aunque no les acompañe la pasión, sencillamente se conforman el uno con el otro y prefieren resguardarse en la seguridad de la relación a tener que enfrentarse a la búsqueda de alguien mejor.

Lo segundo peor de encontrar a esta persona y que no nos corresponda o lo haga solo a medias, es que indudablemente vamos a sufrir. Tal es el temor a sufrir, que mucha gente preferirá huir y cortar por lo sano, a arriesgar y ser feliz mientras la vida provea y plantar cara al sufrimiento cuando éste llame a nuestra puerta. Suena algo así como no querer vivir, disfrutar de cada momento, hacer locuras o correr riesgos por miedo a morir. Salvo por una significativa diferencia, todos los que leáis este artículo tenéis la oportunidad de vivir, pero no todos vais a tener la oportunidad de encontrar al amor de vuestra vida. Incluso este sufrimiento nos hace sentir vivos.
El dolor es lacerante, desearemos estar muertos. Los minutos se vestirán de horas y durante ese tiempo interminable un vacío infinito nos oprimirá el pecho. Nuestra mente nos jugará malas pasadas y mientras argumenta motivos por los que es mejor estar solo, nos recordará todo lo que nos obsesionaba de ella, todo lo que no volveremos a encontrar aunque busquemos en todas las personas de este puñetero planeta. La pérdida era necesaria y, aun así, es inafrontable.


El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. Significa que vamos a recibir daño, que lo vamos a pasar mal, pero el tiempo que queramos regodearnos en nuestra miseria depende de nosotros. Personalmente, prefiero arriesgarme a amar a la persona equivocada y después pagar por mis errores, a guardar mi corazón en una caja de cristal por miedo a que se rompa. Por mal que lo pasemos, siempre podemos reponernos de una caída, y aunque parezca lejano, llegará el día en el que recordaremos con cariño el tiempo que una persona tiñó de especial y convirtió en único. Lo más normal es que encontremos a otra persona con la que envejecer y que diluya la importancia del pasado amor de nuestras vidas, otorgándonos una nueva ilusión. De ser así, estupendo, porque volveremos a querer y lo pasado seguirá en nuestra memoria. Y de no ser así, habremos aprovechado nuestras oportunidades sin nada que reprocharnos, lo que agradeceremos cuando no vuelvan a repetirse.


No tengas miedo a amar, teme no poder hacerlo.

jueves, 17 de septiembre de 2015

La locura que te atrapa

Últimamente apenas puedo dormir, veo camisas de fuerza en la silla que hace las veces de perchero, y un mimo en un rincón que intenta decirme algo. Parece tonto, pero se le entiende. Definitivamente he perdido la cabeza.

La locura es algo que te alcanza, pocas personas nacen con esa magia. La locura nos persigue y la mayoría de personas corren más que ella, porque la locura avanza a un ritmo lento pero inexorable. Y yo me distraje un segundo y me dejé seducir por sus promesas absurdas.
No me arrepiento. Admito que se está bien aquí y de vez en cuando te embarga una risa desmedida e incontrolable, que no te aleja de tus problemas, pero que hace que se vean más pequeños. Sin embargo, me preocupa. Pensamientos irracionales invaden mi mente y ésta les encuentra el sentido. Lo que hace un segundo era un disparate, ahora es un plan maestro.
Echo la vista atrás y me doy perfectamente cuenta de que todas estas ideas, incluso mis actos de los últimos meses (que os contaré en otra ocasión), me hubieran parecido una aberración tiempo atrás.



No todo el mundo está preparado para abrazar la locura y el más peligroso es aquel que se cree cuerdo, porque obra con el convencimiento de que sus actos son racionales mientras recorre una cornisa a cuarenta metros del suelo imitando a un ave de corral.
Lo mejor es saber que estás loco, que la demencia ha llegado para quedarse. En ocasiones he intentado liberarme, escapar, pero es un cruel laberinto en el que cuanto más cerca te crees de la salida, más lejos te encuentras. No sigas las indicaciones del jardinero tuerto, trabaja para ella.


Pero la culpable de todo eres tú. Eres a la que me distraje observando cuando la locura me infectó, tú eres la que con una delicada sonrisa me arrojó a sus garras y, finalmente, tú eres la que me encadenó a sus barrotes y se guardó la llave allá donde jamás me atreveré a cogerla.
Esta es la razón por la cual aún no puedo salir, porque sé que la única salida es que te marches. Pero, por favor, sácame de aquí cuando lo hagas, porque de nada sirve una vida llena de locuras si ya no estás aquí para disfrutarlas conmigo.


jueves, 10 de septiembre de 2015

Terry Pratchett

Quiero publicar mi más sentido homenaje al que para mí es, tal vez, el autor más ingenioso que jamás he leído. Sir Terry Pratchett.



Como todos sabéis, el que ha sido uno de los mayores genios de la fantasía, nos dejo hace unos meses. Así que muy a mi pesar, ya no volveremos a leer una nueva de sus inspiradas obras. He creado un hilo exclusivo para sus libros, de los cuales publicaré reseñas de muchos de ellos (no de todos porque la mayoría los leí hace demasiados años y mi abotargada mente no puede acordarse de todos con la frescura con la que me gusta escribir sobre ellos).

Le gustaba dar un dato peculiar y pintoresco, y es que era el segundo autor en ventas en Reino Unido, después de J.K. Rowling, pero el número uno en libros robados. Reconozco que incluso un servidor se ha planteado coger prestado  a tiempo indefinido alguno de sus libros de varias librerías, pues nos deja más de 70 libros, casi todos ellos dentro del universo de Mundodisco.
Nos dejó a la edad de 66 años, tras más de ocho luchando contra el alzheimer. Y aunque parezca mentira, al final de su vida y su carrera, tuvo su etapa más prolífica en la que nos ha regalado sus mejores obras. Mundodisco cuenta con una calidad desmesurada desde la primera hasta la última de sus novelas, pero debo reconocer que desde mi punto de vista, las últimas están un peldaño por encima del resto. En ellas el ingenio y la picardía de Pratchett se disparan hasta niveles insospechados.
Una característica que no ha variado a lo largo de todo su legado, es que todas sus novelas podrían clasificarse como de duración media o incluso ligera, ya que siempre rondan las 400 páginas. Razón por la cual no hay que abrumarse por la cantidad de libros pendientes, que puede ser una de las excusas de aquellos que no han metido aún la patita en Mundodisco y les echa para atrás tanto libro pendiente. Además, para nuestra desgracia, el volumen de contenido ya no va a aumentar, así que tenemos que conformarnos con lo que hay y dar gracias al autor y a lo que quiera ser aquello en lo que creamos por habernos brindado la oportunidad de leerlo.

Para los que estén indecisos a empezar, Mundodisco es un universo que avanza en el tiempo (desde el medievo hasta la revolución industrial) a lo largo de sus libros y esta repartido en distintas sagas, que aunque continúan la historia y trayectoria de sus personajes, pueden leerse sin seguir ningún orden, pues cada novela es una historia con principio y fin que no se prolonga en otra posterior. Pero para los que tengan intención de seguir un orden, gracias a los chicos de Fancueva disponemos de esta completa guía:



Para terminar, remarcaré que hay magistrales novelas fuera de Mundodisco, como son "Perillán", "Buenos Presagios" escrita con el genial Neil Gaiman o "Nación" entre otras.
Paulatinamente iré publicando reseñas sobre una buena cantidad de novelas de Terry, así que estad atentos por si puede ayudaros a elegir cual es la próxima que leáis.

El Nombre del Viento

El Nombre del Viento, de Patrick Rothfuss.


Estamos de inauguración y no puedo dejar pasar la oportunidad de traeros algunas obras de arte que han de formar parte de la colección de imprescindibles del blog o taberna. Así que puede que al principio el nivel de actividad sea frenético, hasta que me canse y aburra y pueda volver al ritmo sosegado que cualquier persona con expectativas de envejecer bien debe procurar en su día a día.

El Nombre del Viento es la primera parte de la saga "Crónica del Asesino de Reyes" y el libro de debut de Rothfuss, lo que le otorga aun más valor a esta obra maestra. A mi parecer, cuando nos encontramos con un debut de semejante calidad, es cuando podemos estar seguros de que nos encontramos delante de un genio. Y este debut, sin exagerar, está a la altura (extrapolándolo a otro campo) del "Appetite for Destruction" de Guns N Roses.

No me gusta copiar las sinopsis o las contraportadas de los libros, pero en esta ocasión es tan recomendable que me veo obligado a hacer una excepción:

He robado princesas a reyes agónicos.
Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche 
con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me 
expulsaron de la Universidad a una edad a 
la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido 
de noche caminos de los que otros no se atreven a 
hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he 
amado a mujeres y he escrito canciones que hacen 
llorar a los bardos.

Me llamo Kvothe. Quizá hayas oído hablar de mí

Con dicha introducción el libro se vende solo, pero por si alguien va un poco más lento, a su ritmo, añadiré que se trata de una obra de fantasía épica, en la que el protagonista es un joven huérfano pelirrojo llamado Kvothe, al que le esperan mil penurias y aventuras en las casi novecientas páginas que inhabilitan a este libro para hacer las veces de soporte para mesas cojas.
No se trata de una obra compleja, el argumento gira exclusivamente en torno al protagonista, sin tener otras tramas paralelas. Tampoco es un universo tan completo como puedan serlo las tierras de Poniente (Canción de Hielo y Fuego). Pero si algo caracteriza a este volumen y lo convierte en una obra maestra y en un clásico instantáneo, es su facilidad de lectura y su adicción. Esto último no debería de tomarse a la ligera. No conozco a nadie que no haya devorado sus páginas en menos de una semana, incluso aquellos con una velocidad y comprensión lectora de un niño de diez años. La prosa de Rothfuss es fluida y sencilla, atrapa desde el principio y una frase sucede a otra sin que podamos dejar de leer. Normalmente me posiciono a favor de una prosa más compleja e intrincada, pero debo de reconocer que hacer justo lo contrario es el mayor acierto de este libro. Si conocéis a alguien que lo haya leído, estará de acuerdo conmigo en que se trata del libro que más le ha atrapado nunca. Os esclavizará y no os soltará hasta que terminéis de leer hasta la última de sus páginas.

Dicho esto, es hasta redundante decir que este libro goza de mi "sello homologado de aprobación Sierpe". Pero aviso a navegantes, si vais a embarcaros en su lectura, despejad una semana la agenda, pues cualquier compromiso será un engorro (hasta el sexo), ya que no querréis hacer otra cosa que fundiros con sus páginas. 

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Hearthstone


He elegido Hearthstone para inaugurar el blog, pues creo que hay pocas opciones tan acertadas y seguras para ello.
Se trata del juego de cartas de Blizzard, basado en el universo de Warcraft. Este juego, de asociación y comparación fácil con Magic, ha sido una revolución y una sorpresa para todos (sobretodo para la compañía, que ni en sus mejores sueños húmedos podía imaginar un éxito de semejante calibre). Lanzado hace ya más de un año, el juego se ha hecho con una horda de seguidores y ha sabido actualizarse con constantes actualizaciones que evitan que los jugadores caigan en la monotonía.


Hearthstone es un juego de PC, también disponible para Android y para iOS, completamente gratuito, aunque con la opción de comprar contenido, como sobres o héroes, que pueden ayudarte a avanzar más rápido pero que en ningún caso te da ventaja sobre el rival ni es necesario para competir a niveles importantes. Es decir, puedes disfrutar del juego como el que más sin necesidad de invertir ni un solo euro.
Una de las mayores virtudes de esta revelación es que se compone de partidas relativamente cortas, lo que lo convierte en cierto modo en un juego casual, pues no requiere grandes cantidades de tiempo. Si tienes cinco o diez minutos en los que prevés que te vas a aburrir más que un cani con un ejemplar de "Guerra y Paz", siempre tienes la opción de jugar una partida rápida, aunque corres el riesgo de perder unas cuantas horas sin darte cuenta y llegar tarde a ese bodrio tan importante al que no podías faltar.
La mecánica del juego es simple, así que no me extenderé, para eso os buscáis un vídeo en youtube o, mejor aun, veis una partida en directo por twich.tv. Eliges un héroe, con unas cartas y poder de héroe específicos, confeccionas un mazo con dichas cartas específicas y otras neutrales (disponibles para todos los héroes) y te enfrentas a otro jugador. El objetivo es tan simple como hacer que la vida del héroe rival baje a cero, utilizando tus cartas, que se componen de esbirros, armas y hechizos, para lograrlo.
Lo que diferencia a Hearthstone del resto de juegos de su género, es que los de Blizzard han conseguido hacer un juego dinámico y sencillo, en el que no hay que ser un genio ni un freak sin vida para jugar y ganar algunas partidas. Además consta de diferentes modos de juego, como el "Jugar" en modo aficionado o por rango, la "Arena", la "Pelea de Taberna" o el modo "Aventuras" para un jugador.

A su vez, también resulta destacable el área artística y el buen gusto con el que está diseñado el juego. Cada héroe o carta tiene una ilustración realizada por un artista, que sumado a las animaciones, le dan al juego un aspecto visual muy atractivo.
Por todo esto y mucho más que voy a dejar que descubráis por vosotros mismos, le otorgo a Hearthstone el primer "sello homologado de aprobación Sierpe", que para los que no sepáis lo que significa, quiere decir que el artículo en cuestión goza de mi total confianza y lo recomiendo encarecidamente. Puede que a pesar de ello no os guste, pero seguramente ya será por razones de disfuncionalidad vuestra, la verdad sea dicha.

Bienvenidos viajeros

Bien hallados perdidos caminantes,
Doy por supuesto que si habéis acabado entrando en este tugurio cibernético habrá sido por casualidad, o eso espero, porque si os lo han recomendado, es el momento de que empecéis a dudar de la intención o el criterio del responsable.
Pero ya que estáis aquí, pasad y echad un vistazo. Aquí no encontraréis más que un montón de información bizarra e inútil. Aunque debo avisar de que la intención de este espacio es cultural. Lejos del desastroso resultado de cada entrada, reseña o grupo de palabras estúpidamente revueltas, mi intención no es otra que la de acercaros a un mundo alternativo repleto de artículos increíbles que se escapan al conocimiento de la mayoría de los mortales.
¿Qué encontraréis si permanecéis aquí? Imaginad que estáis sentados en una taberna, de esas ocultas a un lado de un suntuoso camino, como si perteneciera a la edad media o a un mundo de fantasía épica. El antro tiene un interior de madera gruesa y castigada, es viejo y está sucio -se diría que el dueño no es muy cuidadoso con esos pequeños detalles como la buena imagen o la higiene, pero viendo en derredor, uno comprende que tiempo ha que se cansó de limpiar una mancha o tapar un agujero en la pared para que después de guardar los productos de limpieza, ya haya en el mismo sitio una mancha o un boquete aún más grandes-. En este lugar, podrían estar sentados a tu lado Kvothe, Jqen H'gar, Trancos, Garrosh o Nobby Nobbs (si no conocéis a ninguno de estos personajes, no os preocupéis, encontraréis lo que debéis saber sobre ellos aquí mismo, pero que conste que necesitáis una exposición prolongada a la cultura alternativa). El lugar esta repartido en varios sectores; en uno de ellos, un grupo de borrachos escuchan historias de alguien todavía más ebrio que los demás. En otro, un par de hombres fornidos se toman una partida de cartas demasiado en serio, con miradas asesinas y rabia contenida. En un rincón hay una pequeña y destartalada tarima, pero en este momento está ausente de bardos con poca experiencia o descerebrados enardecidos agitando a las masas. Y en la parte más alejada y oscura, hay una polvorienta estantería repleta de libros muertos de risa y unas cuantas velas que -¿para qué nos vamos a engañar?- solo se usan cuando cae la noche o hay tormenta.


Con toda esta parafernalia, lo que os quiero decir es que encontraréis reseñas o críticas de libros o discos, incluso series o películas, además de juegos de mesa o videojuegos. También tendréis la oportunidad de conocerme a través de algunos relatos sobre mis aventuras, o más bien locuras, y algunos vídeos en los que documento el pago de la última apuesta perdida o trato mal zanjado.
Por supuesto esto es un blog personal, y no me voy a cortar ni las uñas a la hora de valorar cualquier cosa. Soy incapaz de expresarme sin un buen toque de humor ácido, sarcasmo y comentarios directos y sin filtro. Lo que no quiere decir que vaya a dedicarme a lanzar hachazos a todo lo que se ponga a tiro, sino que también alabaré sin miramientos lo que crea que merece la pena.
Así pues, si habéis conseguido seguir leyendo hasta aquí, sed bienvenidos a este espacio nuestro, pero sobretodo mío.